Anima Negra

La historia de Ànima Negra empezó, como muchas otras historias, por casualidad cuando tres amigos mallorquines, Francesc Grimalt, Pere Obrador y Miguel Ángel Cerdà se propusieron elaborar un vino con uvas autóctonas de los campos de los alrededores.

De eso no hace tanto tiempo (sería alrededor del año 94), pero gracias a la pasión que despertó en ellos el proyecto y a los excelentes resultados obtenidos desde los inicios, ahora podemos afirmar que su bodega se ha convertido en un claro referente, en lo que a los vinos de autor se refiere, en el panorama vitivinícola nacional.

Desde el principio, y contra corriente, apostaron por varietales autóctonos como la callet, el fogoneu o el mantonegro en un momento en que la gran mayoría de bodegas de la isla se estaban decantando por uvas menos arriesgadas como la cabernet sauvignon.

Sin duda, una de las claves del éxito del proyecto ha sido su obsesión por seleccionar tan sólo las mejores uvas, aunque ello supusiese comprar cantidades muy pequeñas de parcelas concretas a un gran número de payeses. Y la otra, el saber adaptar con inteligencia los procesos en la bodega a las particularidades de las uvas con las que trabajan, practicando maceraciones largas, extracciones fuertes y vinificaciones con mucha oxigenación.

El resultado son unos vinos tremendamente personales, complejos y elegantes que ya son conocidos fuera de nuestras fronteras y que a nadie dejan indiferente.