La Casa Maguila es una de las jóvenes bodegas de Toro responsables de la revolución en favor de un vino que encuentre su tipicidad en los aromas frutales de la tinta de Toro, y no exclusivamente en su tanino y su robustez.
Jesús Peña, su fundador y alma mater, defiende con pasión que "la columna vertebral de los vinos de Maguila es la fruta y la acidez de la uva que les da suavidad, sabrosidad y longitud", y considera que esa es "la riqueza" del vino.
Por el contrario, los atributos clásicos del Toro, su "volumen, equilibrio y tanicidad que le aportan la estructura", no están en su lista de prioridades a la hora de elaborar sus tres primeras marcas: Cachito Mío, Quizás y Angelitos Negros.
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