La pasión por la tierra gallega queda reflejada en el vino que el cineasta José Luis Cuerda elabora en Sanclodio, cuna del Ribeiro.
A partir del año 2002, he consolidado en la parroquia de Gomariz, en el Ribeiro del Avia, una propiedad que incluye diez hectáreas de viñedos y un caserón del siglo XVI con su bodega correspondiente.
Desde que los monjes del Cister colonizaron esta zona en la Edad Media, se ha elaborado en ella, según acreditan cuantos documentos se consulten, uno de los mejores vinos blancos del mundo.
El terreno granítico, la orientación e inclinación de los bancales -los "sucalcos" gallegos- las variedades de uva autóctonas, que allí se mantuvieron aunque minoritariamente, y las prácticas vitivinícolas tradicionales en Gomariz posibilitaron que la calidad de sus blancos se conservara.
La abundante recuperación de las variedades autóctonas -Treixadura, Godello, Albariño, Torrontés y Loureira, entre otras- en las plantaciones más exigentes del Ribeiro, y la introducción de las técnicas más avanzadas de vitivinicultura, han devuelto a un buen puñado de vinos, que se acogen a esta denominación, el prestigio que les corresponde.
Y así creo que, aparte de los calificativos propios de las cata- terreno en el que me siento aún un párvulo-, el ribeiro bien hecho es un vino divertidísimo para el paladar, lleno de sutileza, con gran variedad de matices olorosos y gustativos y profundamente amigable, como lo definiía Cunqueiro. Da mucho gusto beberlo. Sanclodio, que lleva el nombre del monasterio que dio origen al vino del Ribeiro, está hecho con honradez.
Nunca voy a comprar uva ajena. Quiero que quienes lo elaboramos en la viña y en la bodega controlemos, según nuestros criterios, todos sus procesos. Limitamos severamente el rendimiento de la uva. Hacemos así menos vino, pero es para hacerlo mejor.
Probablemente el cuidado que dedicamos a la plantación, a las cepas, a las uvas, al mosto, a todo el proceso, en resumen, no sea mayor que el que dedican algunos otros, pero estoy seguro de que iguala al que más. Al mejor.
José Luis Cuerda
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