El trabajo comienza en octubre. Es en ese mes cuando se realiza una esmerada vendimia en caja, seleccionando las mejores uvas de las variedades tempranillo y garnacha.
Tras esta primera selección se procede a fijarlas en las colgaderas, aquí se realiza la segunda selección: sólo se cuelgan las uvas en perfecto estado desechando los racimos con granos rotos en el transporte. En el colgadero permanecen tres meses durmiendo, mientras las uvas van perdiendo agua dando lugar a la pasificación.
En ese estado, semipasificadas, concentran sus azúcares y sabores y es, en ese momento, cuando se descuelgan realizando la última selección, eliminando toda uva mal conservada. El proceso de selección ha concluido.
Se prensan, se trasiegan y se les deja fermentar en frío con parte de los hollejos para que no pierdan ninguno de sus sabores y aromas. Después, tras una lenta fermentación de unos cincuenta días, se realizan varias trasiegas más y se embotella, dando lugar a Ojuel, un Supurao natural, dulce y delicado, de excelente calidad.
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