La notoriedad de los vinos de Florentino de Lecanda se basa en la perfecta simbiosis entre viticultor y vinicultor, así como la esmerada crianza con la que en Bodega se cuidan los vinos, siendo la trasiega el proceso en el que más énfasis se pone, al seguir las más puras tradiciones riojanas, a fin de aportar y conseguir todas las características propias del mejor vino de Rioja.
El resultado es un vino que nace en el corazón de La Rioja, con fuerza y con un latido que se deja sentir en cada una de sus elaboraciones.
La fuerza de la tierra, la tradición hecha ciencia y el carácter de un pueblo están unidos en sus vinos.
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