En marzo de 2006, con 89 años a sus espaldas y con el metro en la mano, Eugenio Reverón Sierra discutía con Diego, su hijo y el muchacho, como él le llamaba, de las peculuaridades de un proyecto ilusionante que a la vez le asustaba, la ampliación de su antigua bodega, en la que desde 1947 elaboraba su vino a granel y en la que ya había empezado a elaborar dos nuevos vinos, uno blanco semiseco y uno tinto, embotellados bajo la marca Finca Reverón con el auspicio de la D.O. Abona.
Y es que "no le gustaba que las cosas se hicieran a lo loco, ya que un proyecto hay que saber trabajarlo y atenderlo porque si no, no sirve".
|
|