Visitas a bodega.
Por sus viñas, sus paisajes, su clima y la calidad de sus bodegas, España es todo un lujo como destino enoturístico. Sin embargo, el enoturismo no está tan extendido entre la población española como en otros países: Reino Unido, Francia, Alemania, etc. Por eso, queremos mostrar una serie de ideas o consejos a tener en cuenta a la hora de practicar el enoturismo.
Reservar antes de ir
Hace años era habitual llegar a una región vinícola y encontrarse con las puertas de las bodegas cerradas. Hoy las bodegas están abiertas, pero por lo general sólo para quien haya reservado.
Si bebes no conduzcas
La mayoría de las rutas requieren transporte en coche. Nuestra recomendación es catar muchos vinos, pero beber poco durante el camino. Es mejor reservarse para cuando vayamos a parar a comer sin prisas o a pasar la noche. Dormir o comer en bodegas que ofrecen este servicio resulta muy agradable en este sentido. Recordemos que el enoturismo es una propuesta para el disfrute y la relajación del estrés cotidiano, y no para correr riesgos innecesarios.
Pasea entre las viñas
El viaje de enoturismo no sería completo sin acercarnos a las viñas que esconden el verdadero secreto de la calidad de un vino: Y aunque no siempre es posible pasear entre un mar de viñas, sí lo es caminar por pequeñas carreteras o caminos que atraviesan el viñedo. Además de disfrutar del campo y las vistas, fíjese en las características del viñedo:
El tipo de suelo: El tipo de suelo influye mucho en el sabor del vino. Cuando recorra varios viñedos observará que las diferencias son enormes. No es lo mismo un suelo calizo que un suelo arcilloso… y los dos dan al vino diferentes propiedades. En la Ruta del vino de Ribera del Duero, o en las bodegas de Penedés, o las bodegas de Jumilla o en la Ruta de vinos de Rías Baixas los vinos son fruto de una forma de entender su cultura de forma diferente, pero también de un "terroir" muy diferente (el terroir lo entendemos como la combinación de clima, terreno y exposición del lugar)
Huela y respire: en muchos casos el olor del campo lo encontrará después en el vino. Parece mentira, pero es así, y la primera vez que lo sienta será una auténtica revelación.
Mire cómo están plantadas las viñas: qué distancia tienen entre sí, si hay espalderas (unos palos con alambres que sujetan la viña) entre ellas o no… su presencia nos indica que la vendimia es muy probablemente con máquina.
Observe el tamaño del tronco de la vid: Cuanto más gruesos sean más viejas. Una vid vieja da menos cantidad de uvas, pero éstas recogen más elementos del suelo, y el vino que producen es de mayor calidad.
Pregunte, sea curioso
En las visitas a bodegas, las narraciones de los guías pueden ser un poco parecidas… Así que le recomendamos que pregunte sin miedo todo lo que le interese saber sobre el vino, la bodega, el viñedo, etc. como por ejemplo:
¿Compran ustedes uva o es toda de su producción?
¿Cómo se realiza el proceso de fermentación?
¿Qué edad tienen las viñas del vino que vamos a probar?
¿Qué diferencia hay entre recoger la uva mecánicamente y manualmente?
Sabiendo más de vino podrás disfrutar y aprender más haciendo enoturismo.
Catar y degustar, tomarse su tiempo al beber
La visita enoturística a la bodega suele culminar con una cata de sus vinos. En algunas bodegas la visita es gratis, pero la cata tiene un coste aproximado de entre 3 y 10 € por persona. En otras, visita y cata forman parte de una misma oferta. También es posible que encontremos ofertas de vino en la tienda, pero el objetivo del enoturismo no es encontrar el vino lo más barato posible, sino disfrutar y aprender de él en el mismo lugar donde se produce.
Fuente: www.turismodevino.com